La escena de la Natividad esta representada en muchas ocasiones en el arte.
Santa Brígida cuenta que durante su peregrinación a los Santos Lugares en 1370, se le apareció la Virgen en Belén y reconstruyó ante su mirada y con todos los detalles la forma en que Jesús vino al mundo.
Contaba Santa Brígida que La Virgen vestía una túnica transparente, para poder mostrar a la santa claramente su carne virginal. En el momento de parir se descalzó, se levantó el manto blanco, se quitó el velo y preparó lo pañales y vendas del Niño que dejo a su lado.
Cuando todo estuvo bien dispuesto, se puso de rodillas y comenzó a orar. Mientras rezaba elevó las manos y el Niño nació súbitamente, envuelto en una luz tan deslumbrante que eclipsaba completamente la del pequeño candil de San José.
Entonces, inclinando la cabeza y con las manos unidas, la Virgen adoro al Niño con gran respeto, y le dijo:” Bene veneris, deus meus, dominus meus et filius meus”.
Luego lo estrechó contra su pecho, le cortó el cordón umbilical con los dedos y lo arropó con cuidado.
Esta descripción de la mística nórdica, enseguida se aplicó a la nueva iconografía en el arte de los cristianos de occidente. Incluso explica la virginidad antes, durante y después del parto al nacer el Niño como un rayo de luz que sin romper nada se materializa al contacto del rayo con el suelo.
Además si la Virgen aparece como adoradora, lo mismo sucede con todos los testigos de la Natividad. Desde los ángeles, de forma individual o en grupos, cada vez más numerosos, hasta la mula y el buey que se postran ante el Niño.
En este caso es el evangelio apócrifo del Pseudo Mateo el que aporta más detalles: “...salió María de la gruta y se aposentó en un establo. Allí reclino al Niño, en un pesebre, y el buey y el asno le adoraron.”
A lo largo de la Edad Media se conformó esta iconografía, y es en los primitivos flamencos donde la encontramos de una manera fiel a los textos de Santa Brígida.
Más tarde los acontecimientos históricos fueron matizando el tema. El ejemplo más destacado está relacionado con el Concilio de Trento, hecho clave de la Contrarreforma.
La reacción de la Iglesia Católica frente a la Reforma Protestante, procedió a la eliminación de ciertos elementos a los que se reprochaba su condición de apócrifos. Desaparecen las comadronas o el buey y el asno, a los que se considera además bestias de baja nobleza. Pero aún así la supresión de estos elementos no va a ser absoluta y los artistas los volverán a recuperar en sus composiciones y les darán una mayor libertad creadora.
Por otro lado se añaden temas complementarios de la Natividad:
la adoración de los pastores
y los Reyes Magos.
Junto a las representaciones, donde la adoración del Niño por parte de la Virgen es el hecho principal, el arte cristiano fue sumando poco a poco episodios que aportaron un gran lujo de puesta en escena.( el anuncio y adoración de los pastores, Lucas, 2 8-21, y la historia de los Reyes Magos, Mateo, 2 1-12)
Estas dos escenas paralelas recibieron desde el principio una importante carga simbólica, considerando que los pastores son la representación del pueblo judío que acude a adorar al Niño, mientras los Reyes Magos son la imagen de los gentiles
Hoy me centraré en la escena de la Natividad y la adoración de los pastores del Tríptico Portinari, del pintor flamenco Hugo van der Goes. Actualmente está en la Galería Uffizi de Florencia.
Fue un encargo de Tommaso Portinari, el representante de la familia Medici en Brujas.
En la tabla central está el nacimiento y la adoración de los pastores representados de forma simultánea.
La figura central es la de la Virgen María, con rostro de suave expresión, vestida de azul, que adora a Jesús que acaba de nacer. La escena se representa según el relato de las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia.
Al lado de María los ángeles y a su alrededor, los pastores son representados como campesinos, con rostros más realistas y ropas severas.
El paisaje es típicamente invernal.
En el primer plano unos jarrones de flores representan simbólicamente la virginidad de María
En las tablas laterales están representados los donantes de esta obra (costumbre muy normal en el siglo XV) a la izquierda del retablo, está representado Portinari y sus hijos Antonio y Pigello, con los santos Antonio y Tomás; el paisaje del fondo representa el viaje a Belén de José y María. El ala de la derecha muestra a la esposa, María Portinari, con sus hijas, y las santas Margarita y María Magdalena; en el paisaje del fondo se distinguen las figuras de los Reyes Magos aproximándose al portal.
En la tabla central está el nacimiento y la adoración de los pastores representados de forma simultánea.