Cuando estás delante de un grupo de alumnos de 4º de Enseñanza Secundaria dispuestos a tomar apuntes de lo que vas a comentar en una clase de Ciencias Sociales o simplemente esperan con mirada un poco desafiante a ver que les vas a contar que sea nuevo e interesante, buscas todas las formas posibles para que entiendan algo que a ti un día te costó entender.
Reconozco que yo entendí el cubismo cuando cursé una optativa que se llamaba Fundamentos del arte moderno, quizá la elegí por lo enigmático del nombre o porque el profesor era Francisco Calvo Serraller que por ese tiempo yo no sabía muy bien quién era, pero había oído que era muy buen profesor. Fue una clave en mis estudios de Historia del Arte.
Entendí muchas cosas, pero sobre todo entendí el cubismo...y cómo lo tenía que contar.
"El cubismo divide la figura en planos, la descompone científicamente, para dislocarla en el espacio, es una manera de sugerir movimiento y volumen en una superficie plana e inmóvil.
El cubismo es una revolución tan mental como plástica". Así lo comprendí yo y así se lo cuento a mis alumnos.
Picasso dijo en una ocasión: Yo no sé inglés y para mí un libro en inglés es un libro vacío, pero eso no significa que el inglés no exista".
Si el espectador no descifraba la tela no tenía que enfadarse con el artista sino consigo mismo por no haber aprendido un nuevo lenguaje. Para el artista, "el cubismo no es ni una semilla ni un feto sino un arte que trata sobre todo de las formas y, cuando una forma se materializa, ésa vive su propia vida".
RETRATO DE GERTRUDE STEIN
En 1906, Pablo Picasso se compromete a realizar el retrato de
Gertrude Stein.
Necesitará 96 sesiones para terminar el cuadro, que presenta el rostro de
la escritora como una máscara primitiva. Ese mismo año el pintor descubre, en
el Louvre, la escultura ibérica y estudia la pintura de Gauguin. El
primitivismo, el deseo de volver a lo que es natural, de romper con las
convenciones sociales, se acrecienta cuando ve por primera vez tallas
de lo que entonces se llamaba arte negro.
Alejado de todo y de todos, trabajando a partir de fotografías de colecciones etnográficas, Picasso preparaba su revolución en el arte.
Alejado de todo y de todos, trabajando a partir de fotografías de colecciones etnográficas, Picasso preparaba su revolución en el arte.
ARTE AFRICANO
MOMA
La primera gran materialización de ese deseo de "no conformarse con ver de otra manera sino en querer ver otra cosa" será Las señoritas de Aviñón, tela de gran formato, estampa de burdel de una enorme violencia plástica.
Es la primera obra cubista.
El pintor la terminó en su estudio parisino de Montmartre, en el verano de
1907, y ahora se exhibe en un lugar destacado en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York.
Picasso no sólo abrió las puertas al cubismo sino también a todo el arte por venir, desde el expresionismo y el 'Cuadrado negro' de Malevich hasta el arte conceptual de hoy en día.
La representación de cinco prostitutas, dos de ellas con el rostro cubierto de máscaras africanas, ya no genera escándalo, pero sigue siendo una impresión visual, "incluso después de un siglo de arte donde la única ambición fue sobrepasar la obra de Picasso", escribe el crítico del New York Times, Michael Kimmelman.
Picasso no sólo abrió las puertas al cubismo sino también a todo el arte por venir, desde el expresionismo y el 'Cuadrado negro' de Malevich hasta el arte conceptual de hoy en día.
La representación de cinco prostitutas, dos de ellas con el rostro cubierto de máscaras africanas, ya no genera escándalo, pero sigue siendo una impresión visual, "incluso después de un siglo de arte donde la única ambición fue sobrepasar la obra de Picasso", escribe el crítico del New York Times, Michael Kimmelman.
AMBIENTE DEL MOMA
Picasso dinamitó con este cuadro casi todo lo que distinguía al arte occidental hasta entonces y le entregó así su expresión artística al mundo, que vivía un espectacular cambio tecnológico, científico-cultural, político y económico.
En la escena de burdel, que recibió su título una década después de una calle de Barcelona en la que había prostíbulos (Avinyó), Picasso renunció a la imitación del mundo objetivo, habitual durante décadas, que él mismo ejercitaba hasta poco antes en el "periodo rosa". Rompió con las leyes de la perspectiva, expulsó la "belleza" del arte e hizo una clara referencia a la sutil rusticidad de las máscaras africanas e ibéricas antiguas, que había visto en los museos de la capital francesa.
Las cinco mujeres desnudas, cubiertas sofisticadamente con paños, se convierten en superficies geométricas fragmentadas.
La más extraordinaria de las figuras de la derecha es la
que se ve sentada, alrededor de la cual el pintor parece haber girado 180
grados, ya que la cabeza y la parte superior del torso son vistas de frente
mientras que la espalda y la parte posterior del tronco están vueltas hacia el
espectador. El pintor usa dos puntos de vista diferentes y simultáneos para
retratar una figura, algo inaudito en el arte occidental desde la época del
Renacimiento, lo que sería un importante antecedente del recurso que Picasso y
Braque usaron cuando poco después comenzaron a desarrollar el cubismo. La
composición fue completada con un cortinado, sin mucha profundidad, lo que
acentúa el planismo de la obra, y una naturaleza muerta con unas pocas frutas
en la parte inferior de la obra. El tratamiento similar de figuras y fondo, así
como el carácter casi monocromo del cuadro, fueron otros antecedentes
importantes del cubismo.
Ninguna luz modela los cuerpos y el espacio del cuadro
parece unido en una sola superficie.
Las "Demoiselles" permanecieron durante años apartadas de cualquier exposición hasta que el escritor surrealista André Breton convence en 1924 al coleccionista francés Jacquet Doucet de invertir en una obra que según él "trasciende la pintura, y es un teatro de todo lo que pasó en estos últimos 50 años".
El MOMA la adquirió en 1939.
Las "Demoiselles" permanecieron durante años apartadas de cualquier exposición hasta que el escritor surrealista André Breton convence en 1924 al coleccionista francés Jacquet Doucet de invertir en una obra que según él "trasciende la pintura, y es un teatro de todo lo que pasó en estos últimos 50 años".
El MOMA la adquirió en 1939.