Franz Marc (1880-1916), uno de los artistas más importantes del expresionismo alemán. Nació en Múnich.
Cuando viajó con 23 años a París, pudo ver la obra de los pintores impresionistas y más tarde en 1912 escribió, en su ensayo sobre el arte
Die Neue Malerei
(La Nueva Pintura):
“El período más memorable del desarrollo moderno
del arte corresponde a los años noventa del siglo pasado, cuando
el impresionismo francés se consumía por su propio fuego
y reaccionó resurgiendo de sus cenizas como el ave Fénix, con una
bandada de nuevas ideas, pájaros con plumas de colores y picos
místicos”.
Hasta 1910 -con 30 años- no comienza a crear obras en su característico estilo. Ese año conoce a su gran amigo el pintor
August Macke
(1887-1914), más joven pero mejor formado.
En esta época Marc pinta animales con colores cada vez más libres: una vaca
amarilla, los célebres caballos azules a los que dedicó varios cuadros…
junto al pintor
Wassily Kandinsky, funda
Der Blaue Reiter (
El jinete azul),
'Dos caballos, rojo y azul' (1912)
Der Blaue Reiter (
El jinete azul), es un grupo artístico de creadores que compartían en sus obras
la expresión de fuertes emociones y sentimientos
mediante colores vivos.
Duró poco tiempo pero
el grupo transformó de 1911 a 1913 la trayectoria del expresionismo, una de las vanguardias más
importantes del siglo XX.
Organizaron dos exposiciones y publicaron su
famoso
Almanaque, un libro con escritos y pinturas de Marc, Kandinsky, Jawlensky y Macke entre otros.
Continuamente cambiaba en sus cuadro los modelos de abstracción como intentando sintetizar el
imaginario animal con una fuerza espiritual que ya
no se contentaba con las formas tradicionales.
En sus últimos años de vida se dejó seducir por el trabajo de los
futuristas italianos y por
Robert Delaunay (1885-1947), un pintor que pasó del cubismo a
l orfismo, el estilo creado a partir del cubismo basado en las formas circulares y brillantes.
'Tigre' (1912)
Él y su mujer, Maria, encontraron una casa en
Ried, cerda de Benediktbeuren, un idílico pueblo de Baviera.
En Ried pintó los cuadros
Formas Felices (destruído en la II Guerra Mundial),
Formas jugando,
Formas peleando y
Formas rotas. Las obras muestran el terrible conflicto interno que se empezó a gestar en esos años en el pintor. Oscilaba
entre la parte positiva de la vida y la sombra de la destrucción: vivía en el idilio de Ried, pero con la sombra de la I Guerra Mundial (la Gran Guerra) que además él creía necesaria.
El 1 de agosto de 1914, cuatro días después de que el Imperio Austrohúngaro
declarase la guerra a Serbia a causa del asesinato del archiduque de
Austria en Sarajevo, Alemania declara la guerra a Rusia y Francia ordena
la movilización general. El 3 de agosto, Alemania declarará la guerra a
Francia y el 4 de agosto sus tropas violarán la neutralidad de Bélgica.
Todas las grandes naciones europeas entraron en el conflicto
convencidas de que sería corto. La reacción general de los artistas era de rechazo al conflicto, pero Franz
Marc y su amigo Macke (siete años más joven que él) se alistaron, movidos por el espíritu que reinaba en tre los jóvenes alemanes .
El furor del patriotismo y la unidad política y social que causó la noticia de la guerra fue notable en el país.
El
Kaiser Guillermo II barría
con ese sentimiento nacionalista las oposiciones y descontentos que se estaban generando en torno a él.
Marc se dejó llevar por ese sentimiento nacionalista.
Kandinsky le había escrito poco antes una carta expresando su miedo
por un posible conflicto armado. Marc se mostraba firme y apasionado y también algo
idealista: creía que Europa estaba espiritualmente enferma y que una
guerra,
a pesar del derramamiento de sangre, era una manera de purificación.
No sospechaba de intereses económicos, para él era “una guerra contra
el enemigo interior e invisible del espíritu europeo”. Creía que
Alemania saldría reforzada y que su hegemonía sería entonces
indiscutible. Ni la muerte de Macke en 1914 -por la que sufrió
profundamente- lo hizo cambiar de opinión. “Nos damos la mano y
soportamos la pérdida con orgullo, bajo el repicar de la victoria”,
decía en el obituario de su amigo.
'Formas luchando' (1914)
En el campo de batalla sus pensamientos giraban
en torno al arte. Comparaba los pueblos franceses por los que pasaba con
escenarios de las pinturas de Van Gogh. También
pensaba constantemente en Ried, en la casa y en los ciervos.
Un año después de alistarse, con el fervor del
inicio un poco más apagado, su visión de la guerra cambió. En una de las
cartas que escribió a Lisbeth, la viuda de Macke, describía la guerra
como
“la trampa más cruel en la que nos hemos abandonado los hombres”. El engaño y la inutilidad del conflicto comenzaron a ser los temas de sus cartas en 1916, a pocas semanas de morir.
Le habían dicho que le mandarían a casa pronto.
El gobierno alemán lo había identificado como artista notable y quería
protegerlo. Soñaba con volver a casa y conseguir esa seguridad.
Franz Marc no volvió a casa, murió en una labor de reconocimiento en la batalla de Verdún, por
el impacto de una esquirla en la cabeza.
Rehe im Walde ii
Oleo sobre lienzo, 110 x 100,5 cm
Karlsruhe, Staatliche Kunsthalle
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- Destinos animales – 1913
(Los árboles mostraron sus anillos, los animales sus venas)
Tierschicksale, óleo sobre lienzo, 196 x 266 cm
Basilea, Kunstmuseum Basel
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Zorros, 1913
Füchse, óleo sobre lienzo, 87 x 65 cm
Düsseldorf, Kunstmuseum
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