domingo, 30 de octubre de 2011
“Joven desnudo frente al mar” de HIPPOLYTE FLANDRIN (1836)
Una elegante línea geométrica formada con el perfil de este joven desnudo se recorta sobre el mar sin separarse espiritualmente de él.
Aquí no hay contemplación de la naturaleza sino recogimiento y compenetración con ella.
El muchacho, recogido sobre sí mismo, parece transmitir su deseo de cerrarse al mundo exterior.
La desnudez acentúa la sensación de que está en profundo contacto con el mundo que le rodea y a la vez le permite concentrarse y escuchar su voz interior.
Esta obra de Hippolyte Flandrin deja ver la influencia de su maestro Ingres en la perfección formal del desnudo. Pero este artista poseía un genio personal que podía dejar ver la capacidad de transmitir la desazón del joven.
En infinita soledad, a orillas del mar, se puede sentir la necesidad de superar ese mar y advertir la ausencia de cualquier tipo de vida, aunque oigamos el rumor de las olas, el silbido del viento y el movimiento de las nubes…
Retrato del autor con acompañante
viernes, 14 de octubre de 2011
Las logias de Rafael en la decoración europea del s.XVIII
En julio de 2008 se desarrolló un curso en la Universidad de verano en Aranjuez sobre La Real Casa del Labrador,doscientos años después, al que asistí.
La profesora emérita de la Université Libre de Bruxelles, NICOLE DACOS CRIFÓ trató un tema apasionante en el mundo del arte renacentista: revivir el mundo clásico en la pintura del siglo XVI.
Desarrolló una clase sobre el pintor Rafael y como encontró este la inspiración en el Domus Aurea de Nerón para crear sus loggias.
Estas logias muestran un mundo idealizado donde el artista mezcla todos los elementos que tiene ante él y en su interior y el resultado es un arte decorativo que va a ser difundido durante los siglos siguientes, pero que alcanzará su máximo interés cuando los grabados de Ottaviani y Volpato lo difundan a través de sus grabados de color.
Este repertorio ornamental se había aplicado en algunos palacios de las principales Cortes europeas.
Y en la Real Casa del Labrador de Aranjuez se hicieron trabajos por parte de Antonio Marzal y sus colaboradores, entre 1800 y 1803, en el retrete del rey Carlos IV; siguiendo el estilo de las logias de Rafael en el Vaticano.
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