jueves, 26 de febrero de 2009

El Arte de la "lectura sentimental"

La sociedad burquesa del siglo XIX cultivaba un tipo de vida emocional que se podría definir en un solo término, EMPFINDSAM, equivalente al calificativo inglés, sentimental.
En este tipo de vida, la lectura tenía un puesto destacado, porque leer significaba identificarse con las emociones que otro había volcado en el papel y permitía explorar y ampliar el potencial emocional.
Las obras de arte reflejaban ese sentimiento.
La lectura llegaba a cautivar hasta el punto de no percatarse de los gestos y la compostura, como se puede apreciar en la obra de Franz Eybl, que representa a una joven leyendo.



El libro parece cortarle la respiración...¿quizá por la emoción?...¿quizá por la empatía?...

El libro, incluso manifiesta un movimiento en la forma de las páginas leídas donde la luz se introduce entre las páginas.
El ambiente que envuelve a la joven es neutro, pasivo, tranquilo...
Sin embargo el interior de la chica se nota agitado, está atrapada por la lectura pero con un rostro ingenuo, encantador, encontrando el equilibrio que se podía ver en las escenas idílicas de la vida cotidiana de la época del Biedermeier
(EL BIEDERMEIER (1810-1860)
"VIRTUDES PRIVADAS, PLACERES HONESTOS")(lo podéis ver en este blog,clasificado en el Romanticismo)

Realmente, mostrar el estado de vida interior de los individuos se convirtió en un gran reto de la pintura del siglo XIX.





Y buscando una figura más ascética y austera aun, quedé sorprendida por la imagen sobria de este cuadro de Adolph Hennig (pintor neoclásico, de la escuela de Leipzig) en el que yo veo un cierto toque de modernidad.


En un fondo monocromo la lectora está aislada de cualquier referente social, cultural o religioso.




El negro de su pelo lacio y con la raya en medio se repite en el libro que sostiene en sus manos, que cruzadas descansan sobre las rodillas dobladas (postura que tantas veces hemos visto en los jóvenes que se acoplan en un rincón de la casa, o en el patio de recreo, o en un parque, cerca de un árbol).
El escote geométrico del vestido refuerza el contraste entre el negro y el color coral, lo que da más fuerza expresiva al color del cuadro.


Todo queda suspendido por la lectura seductora que puede animar a las lectoras y lectores SENTIMENTALES.

sábado, 21 de febrero de 2009

El Arte de la "lectura silenciosa"



Los libros que pertenecen a una persona dan una idea de que tipo de persona es.
Cada biblioteca privada es como la autobiografía de su dueño, es el espacio capaz de contar una vida...y en cada libro hay algo de nuestro pasado.
Una persona va creando desde su infancia una biblioteca que ocupa de alguna manera un lugar en la vivienda y donde se vuelca el sentimiento de querer poseer las lecturas y se va identificando con lo que lee.
En el arte occidental, desde la Edad Media hasta la actualidad ha habido muchos artistas que han reflejado en su obra una forma muy especial de amar a los libros a través de representar mujeres leyendo.
Podemos partir de la imagen de la Reina de los Reinos, Leonor de Aquitania.


En la abadía de Fontevrault (Fontevraud-l'Abbaye) hay una representación de la reina Leonor de Aquitania,con un libro abierto entre las manos que podía ser una interpretación de los goces celestiales que se alcanzan al leer en silencio.



Ya en el siglo XV en la representación de la Virgen en la Anunciación de Simone Martini, vemos a una mujer culta y de espíritu, sorprendida por el ángel cuando está leyendo.


La Virgen tiene una actitud defensiva que parece combinar con cierta indiferencia.
Sujeta su manto por debajo de la barbilla (gesto muy común). Y su mano izquierda
sostiene un libro rojo -símbolo de la sabiduría- que sujeta con el pulgar de una forma muy doméstica, para no perder el capítulo que estaba leyendo.
Seguramente es un libro de horas, que a finales de la Edad Media se consideraban devocionarios privados. Estos libros sólo los tenían en los hogares acomodados y también se utilizaban para enseñar a leer a los niños.


María es una figura que representa a una mujer inteligente que practica la "lectura silenciosa"

viernes, 13 de febrero de 2009

En la ventana, contemplando serenamente el momento


Mujer ante el espejo (1827)
Autor: Georg Friedrich Kersting


El tema de la ventana como tema autónomo alcanza su plenitud en el Romanticismo.
Especialmente el Círculo de Dresde, en torno a Caspar David Friedrich, alcanzará una gran prosperidad en autores como Dahl y el propio Kersting.
Kersting en esta obra se aparta del misticismo para pintar una escena intimista, de signo costumbrista, al estilo de los holandeses del siglo XVII, como Vermeer.
Esta corriente intimista encarnada por Kersting es la base de la corriente burguesa Biedermeier ,que se impondrá en Dresde a la solitaria visión de Friedrich.
Una serena sensación de calma y simplicidad doméstica llena este pequeño cuadro,que evoca el ritmo de vida de la mujer del siglo XIX.
Este artista, amigo de Caspar David Friedrich,no quería una representación simbólica y por ello se concentró en crear un efecto de delicada intimidad.
La luz de este interior burgués es cálida, procedente en parte de la ventana abierta al paisaje. La mujer está de espaldas y su rostro se refleja en el espejo, mientras se trenza la melena. Es de suponer que va a salir por el vestido que tiene sobre la mesa y sobre todo por el vistoso sombrero amarillo.




Mujer asomada a la ventana, 1822, cuadro para el que toma como modelo a su mujer, Caroline Bommer

En esta obra de Caspar David Friedrich una mujer de espaldas mira al exterior por una ventana que nos deja que intuyamos un paisaje, posiblemente del río Elba con sus orillas de chopos.
Esta imagen de serena tranquilidad, acorde a la meditación de muchos personajes femeninos del romanticismo yo lo veo más allá de un ambiente puramente cotidiano y doméstico.Creo que en el cuadro hay una serie de símbolos religiosos que aluden a la existencia terrenal y la vida eterna.
La luz que ilumina la habitación cerrada es la vida que se ilumina con la luz de Cristo, indicada por la forma de cruz del armazón de la ventana.
Esta obra que fue expuesta en Dresde en 1822, inspiró los versos del Reise-Erinnerungen al poeta alemán Karl de la Motte Fouqué.

viernes, 6 de febrero de 2009

VENECIA Y CASTELFRANCO , DOS CIUDADES ,DOS SOMASCOS.

Hoy , este espacio, que siempre intenta aportar algo al mundo maravilloso del arte va a hacer un viaje en el espacio y el tiempo de una forma diferente.

Hay dos ciudades en Italia que tienen una vinculación un tanto especial en mi vida y la de los que comparten conmigo día a día la tarea de enseñar, educar y convivir en el Colegio Apóstol Santiago de Aranjuez, estas ciudades son: Venecia y Castellfranco.

Por este motivo en mi comentario de arte voy a aportar algo más…algo diferente.

El recorrido artístico por Venecia lo haré partiendo de 1486, año en que nació Jerónimo Emiliani, fundador de la orden de los Padres Somascos, y ese nacimiento fue dentro de una familia de sentimientos elevados.

En este tiempo, Venecia estaba inmersa en una transformación profunda que llamamos Renacimiento.

En 1501, cuando San jerónimo tenía quince años y se alistaba en el ejército de esa república aristocrática, en esta Ciudad -Estado el arte estaba en pleno apogeo y un pintor veneciano, Gentile Bellini , pintaba La Procesión en la Plaza de San Marcos.

Encargada por la Scuola Grande di San Giovanni Evangelista como parte de un ciclo de pinturas para honrar el poder taumatúrgico de la reliquia de la Vera Cruz, la pintura representa a los miembros de la confraternidad desfilando a través de la Plaza de San Marcos, el principal espacio ceremonial de la ciudad.


La manera en la que se incluye este acto de devoción en el contexto de la vida veneciana es característica de la naturaleza documental de la pintura, estilo del que Gentile Bellini sería el máximo exponente en los últimos años del siglo XV.

El mensaje no dejaba lugar a dudas: todos están incluidos y diseminados por la plaza, así como los espectadores que bordean la procesión y pueblan las ventanas de los palacios del lado derecho, incluyendo a niños y mayores, religiosos y seglares, varones y mujeres, extranjeros y venecianos, ricos y pobres, todos reflejan la diversidad de la sociedad veneciana.

En aquellos tiempos aparecieron en Italia una serie de apóstoles formidables que se propusieron, iluminados por el Espíritu Santo, enfervorizar al pueblo en la piedad, y dedicar el mayor número posible de personas a obras de caridad en favor de los necesitados. Un verdadero "sindicato" de apóstoles de la caridad a los que se unió San Jerónimo Emiliani.



Este dibujo, tan significativo de San Jerónimo es de Cesare Ligari,

pertenece a una colección privada (Gloria Boschi),

parece fechado en 1753











Un pintor, Giorgione , representante de la Escuela veneciana, sería el encargado de pintar el Retablo o Pala de Castefranco: (c. 1505)



Es una sacra conversazione, distribuida a través de una composición triangular formada por la figura de la Virgen con el Niño, acompañada por los Santos Liberal y Francisco de Asís.

Fue un encargo en homenaje al hijo del condotiero de su ciudad natal, como retablo del altar donde se enterraría.



Al igual que Giorgione , en Castelfranco, ciudad de la región de Véneto, nació José Filippetto Volpato en 1916, un Somasco comprometido con los jóvenes y con el mundo, que amaba el arte y la cultura y pensaba que el simple hecho de poseer conocimientos le daba al ser humano la suficiente libertad para elegir.

Mucho nos enseñó Filippetto a los que le admirábamos y a muchos nos enseñó a elegir y a sentir de una forma especial el arte y la capacidad de disfrutarlo.

Fueron muchas veces las que mencionó a Giorgione, este pintor de su pueblo, como si le hubiera conocido o hubiera cruzado con él una conversación como la que había en el altar Mayor de la iglesia.

Hasta tal punto que yo sentía una atracción y un gran interés por su obra …

Por todo esto y mucho más, en cada espacio de nuestro centro hay una sonrisa que nos sigue dando fuerzas para continuar la obra de este hombre bueno