sábado, 11 de octubre de 2008

Ricardo de Lózar

La gata de las patas violetas

RICARDO DE LÓZAR, Nace en Salamanca en 1954.
Actualmente reside en Aranjuez y es profesor y compañero.

La pintura, es decir el lenguaje de las formas y los colores, debe reflejar un mundo de atracciones, repulsiones y tensiones.
El arte no está para reflejar la vida, sino para apresarla, para darle un sentido, para desahogar en el lienzo todo lo que somos interiormente.
En los cuadros de R. de Lózar, la imagen tiende a crear una forma quizá un poco agitada; el ritmo de las pinceladas, crea una atmósfera casi intimista.
De esta manera consigue Lózar que el cuadro tenga vida por sí mismo. Es el cuadro el que vibra, el que se agita y convulsiona, el que clama las inquietudes de su autor. Pero el cuadro de forma autónoma, no por lo que representa. En una palabra, la pintura de Ricardo de Lózar no representa, es.
Su casa, su habitación, su espacio…
Es sorprendente observar la riqueza pictórica que exhibe Ricardo en esta obra: en primer lugar es una pintura de una enorme contundencia de líneas, de gruesos perfiles, de intensos colores, con lo que consigue una pintura llena de expresividad y fuerza. Es además una obra donde se advierte también la influencia del arte de los impresionistas e incluso me atrevería a decir del arte japonés por la utilización de perfiles y contornos tan subrayados; segundo por sus colores planos; y sobre todo por una composición muy peculiar, cortando la habitación bruscamente,
e introduciendo un curioso juego de perspectiva, adelantando una parte de la habitación y retrasando la otra.

Una de las soluciones más originales y brillantes de Lózar es situar en primer plano,
como si estuviera avanzando hacia nosotros la silla azul en la que está la gata de patas violetas, efecto subrayado cromáticamente con un continuo vaivén visual de avance y retroceso, que nos produce la sensación de que esta habitación no está quieta, de que se mueve como un balancín o un tío-vivo, de que palpita. Es el perfecto ejemplo de que las pinturas tienen vida en sí mismas y claman solas lo que quiere gritarnos su autor.
Pero el cuadro no se queda sólo en esto. Si hay algo fundamental en la pintura de Lózar es el color: por una parte un color con su valor simbólico: concretamente el del rojo, rojo intenso, del cojín de la izquierda que marca un equilibrio con la figura de la gata.
Pero el cuadro es además una maravillosa sinfonía de colores, de colores vivos y armónicamente entrelazados, como lo prueba esa perfecta interrelación de complementarios, básicamente azules y amarillos, con toques esporádicos de rojos.

8 comentarios:

clariana dijo...

"MUCHAS FELICIDADES" PILAR, que pases un día muy feliz. He leido el comentario sobre Magritte en mi blog y te lo agradezco, me ha aclarado conceptos. Un abrazo. Mª Ángeles

mangeles dijo...

FELIZ DÍA DEL PILAR...ME GUSTA LA GATA DE TÚ COMPAÑERO..

clariana dijo...

Ayer con las prisas, te felicité, pero no me pude detener a leer el comentario.
Está muy bien tu comentario y también el cuadro claro. Los colores vivos que utiliza, la impresión de una danza de sillas, sus sombras, la diferenciación de planos y la gata tranquila y relajada, en un primer plano. Todo ello, en un espacio pequeño que le da más importancia al contenido. No sé si lo que digo es acertado, pero es difícil captar el sentimiento de la obra del pintor, o lo que realmente quería expresar.

Pilar Álamo dijo...

Muchísimas gracias por vuestros comentarios y por vuestras felicitaciones.
Mangeles he pasado un estupendo día en Madrid con mi familia, celebrando mi santo... ¡cuanto me gusta Madrid!
Jardí si conocieras al autor te encantaría,porque realmente sus cuadros son un icono de él mismo. Es un artista

JUANAN URKIJO dijo...

Me gustan esas sillas de tu compañero y amigo, Pilar. Como también, y mucho, me agrada la pintura y la inspiración absurda y espontánea de Magritte, a quien dedicas unas líneas.

Besos, Berthe.

Unknown dijo...

Me gustó esa pintura tan "fauve".
Es muy honesta, fuerte y nada esnob. Hay que tener coraje hoy día para asumir modelos estéticos supuestamente "demodés" sin miedo al qué dirán. Es cierto que en ese cuadro están Van Gogh y Matisse sentados en las sillas además de la gata, pero son una excelente compañía para tu amigo. También se nota una trama compositiva muy personal. En suma, que para mí es un cuadro bello y fuerte. Pintura pintura.
Gracias por compartirlo.

mangeles dijo...

Jjjee pues me alegro de que pasases un buen día en Madrid...y tienes razón...es una ciudad perfecta para pasarlo bien...lo malo es trabajar y sobretodo HACER GESTIONES en ella....jejeje...pero bueno....

feliz semana amiga.

Nilla dijo...

Me encanta el cuadro de Ricardo; en verdad es un artista. Hasta mañana