miércoles, 29 de octubre de 2008

ANDY WARHOL,” contra la banalidad burda y barata de lo cotidiano

En 1949, cuando Andrew Warhola se trasladó a Nueva Yok se llamó a sí mismo Andy Warhol.
El ocultar sus datos personales y biográficos formó parte de esa contradicción que parecía ser su elixir vital.
Si hubiera vivido en el Renacimiento, Andy hubiera sido una estrella porque tenía todas las cualidades de artista, inventor, realizador y actor en una sola persona, pero en la época que le tocó vivir enriqueció de una manera muy particular con su obra artística y sobre todo con su presencia.
Fue un entusiasta de las estrellas de cine y de los modernos círculos literarios norteamericanos. Para Andy ”ser famoso durante 15 minutos” era una MÁXIMA que hizo realidad el espíritu de fugacidad que tenía la fama en su época.



Andy Warhol escogió a Marilyn Monroe como musa de su arte cuando ella ya había desaparecido. Marilyn fue una estrella con una fama póstuma y con una popularidad mayor que la que había alcanzado durante su vida. Era como si la muerte ratificara su existencia sobrenatural y no hay duda que a ello contribuyó Andy Warhol con sus pinturas de Marilyn.
Las series que inició Warhol poco después del suicidio de la estrella en agosto de 1962, se sitúan entre las imágenes de culto de finales del siglo XX. Para Warhol, Marilyn era el símbolo perfecto de la mitificación estereotipada, y a la vez del desgaste dramático de un personaje popular.
En las series de Marilyn la dimensión humana queda anulada por la simplificación esquemática que exige la publicidad que obliga a aparecer a Marilyn siempre seductora y un poco maliciosa.
En el arte de Warhol hay una típica expresión que consiste en repetir un motivo casi obsesivamente (lo hace con las botellas de Coca-Cola, latas de sopa Campbell, …) hasta llegar a un efecto mecánico en el que poco a poco se va perdiendo el significado y se convierte en un icono radiante pero vacío.


Los cabellos, los ojos y la boca los resaltó con unos toques de color que no coinciden con los contornos reales, y así queda subrayada la artificiosidad de la imagen.
Años más tarde siguió trabajando con la imagen de Marilyn, pero esta vez haciendo aplicando cambios cromáticos



El gusto por los cambios cromáticos y por la superposición de películas era un recuerdo de su época de diseñador gráfico en Nueva York.
Él era consciente del equívoco en el que se basaba la fortuna comercial del Pop Art y se estaba convirtiendo en cómplice de ese mismo consumismo que él había querido estigmatizar. Por eso para mantener una producción de imágenes y performances creativas creó un grupo de ayudantes llamado THE FACTORY (Andy Warhol y La Factory,la fábrica) que fue decisivo para la formación de muchos artistas de las últimas generaciones.
Un buen final a este comentario puede ser visitar virtualmente el museo de Andy Warhol en Pittsburgh (Museo Andy Warhol)

sábado, 25 de octubre de 2008

Dante Gabriel Rossetti , fundador del grupo de los prerrafaelitas, manifestó un especial tratamiento en las representaciones de sus personajes femeninos. El estilo, un tanto frío, ejerce una atracción extraña en quienes lo observan que puede dejar ver incluso cierta ambigüedad entre lo masculino y lo femenino.
Recorriendo cada uno de los personajes de este cuadro se pueden apreciar rasgos parecidos entre las mujeres con una cierta afinidad con el ángel y con la figura de Dante que va guiado hacia su amada Beatriz.





Las modelos de estos personajes debían ser fascinantes, lo más probable es que se tratara de su esposa Elizabeth Siddal, y el de Jane, mujer de su amigo el también pintor William Morris, de la que estuvo enamorado.




Una escena de enterramiento no puede ser de otra forma que teatral, y en esta escena vemos a cada personaje cumpliendo con su papel y a la vez completando la escena con su postura ensayada: Beatriz yace en un lecho mortuorio, y Dante, con una calma estatuaria, es conducido ante ella por un ángel ( o el amor), que la besa antes de que las dos mujeres la cubran con el sudario ya lleno de flores.






La composición resulta lineal: tres líneas rectas, las mujeres y Dante, otra el ángel (o el amor), y las horizontales del lecho, el sudario, el marco del nicho, el techado y las flores del suelo.
La escena está cerrada de forma simétrica: a un lado y otro hay arquitecturas y también a ambos lados revolotean unas palomas rojizas.
La escena queda centrada por el foco de luz que viene del techo y la lámpara.
También es interesante ver que el color verde de los vestidos-túnica de las mujeres y el rojo del ángel dan la sensación de derramar en el suelo las flores como si se tratara de un goteo.
Hay algo que para mí es muy significativo y referente al amor puro, al amor PLATÓNICO…es el dardo y las flores blancas que parecen vibrar, a pesar de la frialdad del conjunto el color abre sensaciones que se alejan de lo que realmente Rossetti quiso mostrar…
UN SUEÑO….EL SUEÑO DE DANTE



lunes, 20 de octubre de 2008

La dama de Shalott, musa de John William Waterhouse.

A Waterhouse como pintor prerrafaelita le gustaba los temas de corte medievalista fantástico.
El pintor hizo tres obras sobre el mismo tema, inspiradas en un poema de Tennyson, que forma parte de la antología clásica victoriana: "The Lady of Shalott"(1888) "Lady of Shalott. Looking for Lancelot" (1894), y "I am half sick of shadows, said the Lady of Shalott" (1915)

La dama de Shalott es la obra más conocidas de John William Waterhouse.
Actualmente se halla en la Tate Britain de Londres.


La trilogía a la que me he referido antes tiene relación con el tema del rey Arturo. Cuenta la historia de Eliana la dama de Shalott, que fue encerrada en una torre donde tejía noche y día.
Un susurro le anunció que sufriría una maldición si miraba en dirección a Camelot; aunque desconocía en qué consistía la maldición, seguía tejiendo en todo momento.
Como vivía encerrada nadie la conocía pero algunos campesinos la habían oído cantar, al amanecer, y se referían a ella como a un hada.
Dentro de la torre tenía un espejo, que reflejaba la ventana y le mostraba Camelot. En las telas que tejía se reflejaba lo que ella veía a través de ese espejo, como las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda.


Un día, a través del espejo, Eliana vio a Lancelot y se enamoró de él. Dejó de coser y, sin poder evitarlo, miró hacia Camelot. En ese momento, el espejo se quebró, las telas salieron volando por la ventana y la maldición cayó sobre ella: bajó de la torre y cogió una barca.
La escena que pinta Waterhouse representa el momento en que la dama dentro de la barca se deja arrastrar por la corriente y entre colinas de sauces y campos, la dama fue cantando su última canción hasta que su sangre se fue helando lentamente sin dejar de mirar las torres de Camelot.


Se ve a Eliana en una barca, fluyendo en dirección a Camelot. Aparece como una muchacha indefensa, algo asustada, con una simple túnica blanca …
Su aspecto es el de una mujer agotada y entregada a su destino, a su muerte.
Su mirada está ausente, y sus brazos abandonados en señal de rendición.



Hay un detalle precioso: las telas en la barca que ella misma había tejido se aprecian con un gran detallismo.
Éstas telas narran las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda y el amor que Eliana siente por Lancelot.
Y las velas, que se van apagando a medida que la dama avanza hacia su destino, tienen un gran simbolismo



La atmósfera del cuadro está envuelta en esa luz cenital que se va derramando por toda la escena y se aviva en el fondo del paisaje.


jueves, 16 de octubre de 2008

OFELIA, MUSA DE MILLAIS

La Ofelia que imaginó Shakespeare y que tiene el inmenso honor de ser el personaje trágico por excelencia en la literatura universal, supuso para este grupo de pintores ingleses el motivo de un tipo de pintura muy especial. Ofelia es un personaje que apenas aparece…desaparece, podemos decir que brilla para desvanecerse de inmediato.


Sus formas, vagas, casi inexpresivas, sus labios sin palabras, sus manos con un ademán de lamento y sus ojos con una estela luminosa que se va apagando.



Ofelia, enamorada del príncipe Hamlet, debe dejar a quien ama para no herir a su padre. Eso ya es una tragedia con mayúsculas, como si el amor se fuera haciendo añicos fracturando, rompiendo con las mentiras y engaños, para acabar en una colección de muertes que culminan con el suicidio de Ofelia, ahogándose en el río.
Hay dos fuerzas en la figura de Ofelia:
· LA INOCENCIA que la obliga a seguir los dictados de su padre y de su hermano
· EL SENTIMIENTO que la lleva a volverse loca y acaba suicidándose
Este personaje fue objeto de admiración y musa de los prerrafaelitas que formaban la
Hermandad Prerrafaelita .
Estos pintores rechazaban el arte posterior a Rafael. ( Raffaello Sanzio) y abogaban por un arte con más tendencia a los temas banales y con un tratamiento más cercano a los primitivos italianos y flamencos.
De todas las versiones de Ofelia realizadas por los Prerrafaelitas, esta de Millais. (sir John Everett ) es la que despierta en mi un interés especial sobre todo por el escenario sobrecogedor donde la figura de Ofelia queda enmarcada por una vegetación frondosa y con un brillante colorido que no resulta opresivo, a pesar de ser testigo de la tragedia.
La musa Ofelia abre una puerta a otras musas que en otra ocasión ocuparan un espacio en este mundo de palabras(color y forma) que arropan al arte del siglo XIX…
LA DAMA DE SHALOTT…(Elianne)
…BEATRIZ…también musa de Dante.

lunes, 13 de octubre de 2008

Edward Hopper, maestro "clásico" de realismo estadounidense

Los cuadros de Hopper retratan con frecuencia la fragilidad del ser humano, son ventanas hacia adentro…
Hacia adentro de una soledad urbana y una desolación humana difíciles de describir.

Hopper tiene una profunda inspiración en el desencanto, la soledad, los espacios, los silencios y las luces de una Norteamérica de provincias que en sus cuadros anticipan los escenarios, las situaciones y los personajes del cine.


El sentido de la luz y de la soledad Hopper lo descubre en la pintura del Renacimiento, (sobre todo en Piero della Francesca y en Andrea Mantegna) cuando vivió en Europa entre 1905 y 1910.
Cuando volvió a Nueva York se dedicó al grabado y hasta 1924 no pintó al óleo.
Enseguida tuvo mucho éxito y se convirtió en el gran ilustrador de la depresión y el new Deal
Esos “Halcones de la noche” que pinta Hopper en Nighthawks, esos noctámbulos, son unos náufragos perdidos, ensimismados, refugiados en su propia soledad
Para realizar este cuadro se inspiró en una narración de Hemingway y en un restaurante que existe realmente en Greenwich Avenue que había atraído su atención, sobre todo visto de noche.
En bastantes ocasiones el propio artista había comentado sentirse atraído por la fuerza expresiva de la luz y aquí lo percibimos con el sugerente juego de colores que adquieren vida gracias a la luz artificial que inunda el local.
Toda la escena parece encerrarse en una impotencia tranquila, resignada, que fluye desde el rostro de las figuras solitarias.
Entre los escaparates oscuros y las luces apagadas de una tienda se puede apreciar la presencia de una máquina registradora, posiblemente haciendo alusión a lo imprescindible del dinero.


El misterioso personaje de espaldas parece sopesar meditabundo con un vaso entre las manos, es un verdadero estereotipo de un personaje de Hollywood La pareja que hay al otro lado del mostrador nos hace recordar el cine norteamericano de la época,: ella observa el esmalte de sus uñas y el sostiene entre sus dedos un cigarrillo y la mirada la tiene perdida en el vacío. Las manos casi se rozan, pero de forma casual.






Las banquetas forman parte de un decorado por rellenar, con otros personajes que podrían entrar en cualquier momento al bar.



El barman es el único que muestra un mínimo de vitalidad, aunque parece que su movimiento es mecánico por su profesión no por mostrar algún tipo de afecto hacia los clientes





Y la acera…larga y estrecha ...desequilibra totalmente la escena dejando a todos los personajes desplazados a la derecha, al precario amparo del bar nocturno.
y…la calle vacía sugiere la idea de soledad….

Hopper aunque se mantuvo al margen de las principales corrientes del siglo XX, su estilo simple y esquemático fue uno de los que influyó en la vuelta al arte figurativo posterior y en el Pop Art.
Murió el 15 de mayo de 1967 en Nueva York.




sábado, 11 de octubre de 2008

Ricardo de Lózar

La gata de las patas violetas

RICARDO DE LÓZAR, Nace en Salamanca en 1954.
Actualmente reside en Aranjuez y es profesor y compañero.

La pintura, es decir el lenguaje de las formas y los colores, debe reflejar un mundo de atracciones, repulsiones y tensiones.
El arte no está para reflejar la vida, sino para apresarla, para darle un sentido, para desahogar en el lienzo todo lo que somos interiormente.
En los cuadros de R. de Lózar, la imagen tiende a crear una forma quizá un poco agitada; el ritmo de las pinceladas, crea una atmósfera casi intimista.
De esta manera consigue Lózar que el cuadro tenga vida por sí mismo. Es el cuadro el que vibra, el que se agita y convulsiona, el que clama las inquietudes de su autor. Pero el cuadro de forma autónoma, no por lo que representa. En una palabra, la pintura de Ricardo de Lózar no representa, es.
Su casa, su habitación, su espacio…
Es sorprendente observar la riqueza pictórica que exhibe Ricardo en esta obra: en primer lugar es una pintura de una enorme contundencia de líneas, de gruesos perfiles, de intensos colores, con lo que consigue una pintura llena de expresividad y fuerza. Es además una obra donde se advierte también la influencia del arte de los impresionistas e incluso me atrevería a decir del arte japonés por la utilización de perfiles y contornos tan subrayados; segundo por sus colores planos; y sobre todo por una composición muy peculiar, cortando la habitación bruscamente,
e introduciendo un curioso juego de perspectiva, adelantando una parte de la habitación y retrasando la otra.

Una de las soluciones más originales y brillantes de Lózar es situar en primer plano,
como si estuviera avanzando hacia nosotros la silla azul en la que está la gata de patas violetas, efecto subrayado cromáticamente con un continuo vaivén visual de avance y retroceso, que nos produce la sensación de que esta habitación no está quieta, de que se mueve como un balancín o un tío-vivo, de que palpita. Es el perfecto ejemplo de que las pinturas tienen vida en sí mismas y claman solas lo que quiere gritarnos su autor.
Pero el cuadro no se queda sólo en esto. Si hay algo fundamental en la pintura de Lózar es el color: por una parte un color con su valor simbólico: concretamente el del rojo, rojo intenso, del cojín de la izquierda que marca un equilibrio con la figura de la gata.
Pero el cuadro es además una maravillosa sinfonía de colores, de colores vivos y armónicamente entrelazados, como lo prueba esa perfecta interrelación de complementarios, básicamente azules y amarillos, con toques esporádicos de rojos.

miércoles, 8 de octubre de 2008

RENÉ MAGRITTE Y EL REALISMO MÁGICO



A René Magritte los artificios de la magia y el sueño se le rindieron en este cuadro titulado la caída (la golconda).
Cuando los objetos representados en el cuadro se hacen con una precisión parecida al del objetivo fotográfico y en ese detallismo sumo hay una cierta irrealidad debido a la intervención de elementos paradójicos o misteriosos entramos en el REALISMO MÁGICO.
EL REALISMO MÁGICO es un término que engloba diversos estilos pictóricos, desde 1925 se aplicó a una variante de la Neue Sachlichekeit (La Nueva Objetividad. Fuera máscaras)


El término fue inicialmente usado por un crítico de arte , el alemán F Roh, para describir una pintura que demostraba una realidad alterada, pero fue usado más tarde por el venezolano Arturo Uslar Pietri para describir el trabajo de ciertos escritores latinoamericanos como Miguel Ángel Asturias y Gabriel García Márquez.



El propio René Magritte dice de esta pintura conocida como la caída…

"He aquí una multitud de hombres, todos diferentes. Pero como al pensar en la multitud, no se piensa en el individuo, los hombres están vestidos de la misma manera, con la mayor sencillez posible, para sugerir la idea de masa..... Golconda era una rica ciudad hindú, un sitio maravilloso. Yo considero una maravilla andar sobre la tierra a través del cielo. Por otro lado el sombrero hongo no representa ninguna sorpresa Es un sombrero poco original. El hombre con sombrero hongo es el hombre común y corriente. Yo lo uso también, no tengo el menor deseo de destacarme."

Rene Magritte


sábado, 4 de octubre de 2008

“LA ARISTOCRÁTICA MELANCOLÍA DEL GRAN MODI”

EL RETRATO DE JEANNE HÉBUTERNE CON JERSEY AMARILLO (1918)



Es un retrato realizado en los últimos años de su carrera. Se trata de Jeanne Hebuterne, su última mujer y con la que tuvo una relación muy especial.
Quedan reflejadas las características típicas de las obras de Modigliani: cuello alargado, rostro ovalado, nariz pronunciada, ojos pequeños y boca de "piñon".


Jeanne aparece sentada en una silla sobre un fondo neutro agrisado. La parte baja se completa con una especie de base o zócalo en tonos ocres anaranjados. El colorido, aunque bastante uniforme, deja ver el rastro de la pincelada.


Modigliani nació en Livorno en 1884 y se formó en la tradición de los macchiaioli toscanos .
Un viaje a Venecia le puso en contacto con las obras de Munch, Toulouse Lautrec y Klimt expuestas en la Biennale.
En la obra de Modigliani confluyen influencias de varios tipos a las que él les dio su particular visión. Es evidente la influencia y el primitivismo del arte africano en la simplicidad de sus rostros alargados y parecidos a máscaras rituales (arte que interesaba a muchos otros artistas como Picasso) También se puede apreciar la influencia de Cezanne en la búsqueda de formas geométricas para las formas del rostro y cierto apego por el cubismo

Modigliani fue moderno sin estar dentro de ninguna vanguardia, y a pesar del esfuerzo de muchos galeristas como Paul Guillaume siguió aislado de las corrientes vanguardistas. En 1917 la vida de Modigliani se iluminó con el amor de Jeanne Hébuterne de diecinueve años .

En 1920 enfermó el pintor y murió de una grave meningitis y pocas horas después de morir Modigliani, Jeanne se suicidó.


En los retratos de su mujer Jeanne se siente la penetrante sensibilidad que Modigliani muestra con su “alargada” melancolía


Podemos hablar de artistas y de arte, pero en esta ocasión he querido tocar el tema de la inspiración