domingo, 19 de julio de 2015

La muerte de Jacinto, del pintor Tiépolo




En 1752 el Conde alemán Wilhelm Friedrich Schaumburg Lippe, encargó al pintor Tiépolo que le pintara una versión especial del episodio de la mitología que narra la muerte de Jacinto.
En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid está ese cuadro tan curioso de Giambattista Tiepolo, que aparte de su incuestionable valor artístico, nos permite encontrar en él los orígenes del tenis.
En la muerte de Jacinto, un joven de clara piel resplandeciente está tendido con una pose un tanto decorativa, como si estuviera abandonado sobre un paño de seda tornasolado.
Tiépolo nos presenta al amante de Apolo agonizante en una escena luminosa, que no es precisamente la luz de Venecia la que irrumpe en la escena sino la de Wurzburgo, donde Tiépolo estuvo tres años trabajando para un príncipe-obispo llamado Carl Philipp von Greiffenclau del que había recibido el encargo de decorar su residencia.

Wurzburgo era una metrópoli palpitante y el Conde alemán Wilhelm Friedrich Schaumburg Lippe, hombre culto, conocía perfectamente las Metamorfosis de Ovidio, una de las obras indispensables en la formación clásica.
En el libro X, Ovidio nos cuenta que Jacinto, un hermoso joven, del que estaban enamorados Apolo y Céfiro, el dios del viento,
un atardecer Jacinto ofreció a Apolo jugar a lanzar el disco o pelota, que en esta versión no aparece el disco, pero sí aparece una raqueta de tenis y una pelota (podemos observar la raqueta en la parte inferior derecha).
Lanzó Apolo, (que para eso era dios mitológico) la pelota con tal fuerza que Jacinto quedó maravillado, pero Céfiro celoso, sopló y desvió la trayectoria de la pesada pelota dando en la frente a Jacinto…y tanta sangre salía de la herida de Jacinto que Apolo no pudiendo hacer nada para salvarlo no permitió que Hades, el dios de los muertos, reclamara al muchacho; y de la sangre derramada del joven hizo brotar una flor, el jacinto. Según la versión de Ovidio, las lágrimas de Apolo cayeron sobre los pétalos de la flor y la convirtieron en una señal de luto.





¿Y qué hace la raqueta en todo esto?,
parece ser que el tenis estaba muy de moda en la Venecia del siglo XVIII, de ahí que Tiépolo se permitiera el anacronismo y pusiera a un dios mitológico a jugar al tenis.

Aunque existen referencias escritas a este deporte de siglos anteriores, esta es una de las primeras representaciones gráficas de la raqueta y las pelotas, tal y como las conocemos hoy.