Han sido varias ocasiones las que he podido estar ante este cuadro, en el museo Thyssen Bornemisza, y debo decir que siempre descubro algo nuevo que me hace cambiar la interpretación anterior.
Cuando me voy acercando hacia esta obra tengo la sensación de que un paisaje inquietante y misterioso me presenta a un joven caballero no menos misterioso.
Siempre he pensado que este retrato de cuerpo entero podría ser la representación póstuma de un guerrero encajado en un espacio donde una cantidad de elementos se presentan como símbolos del bien y el mal, de la pureza y la corrupción.
En 1958, se descubrieron las inscripciones con la ficha, firma y leyenda, al serle practicado un proceso de limpieza .
Es uno de los cuadros más famosos del Museo.
Iconográficamente se merece un estudio pausado y detallista.
Empecemos por el joven a caballo
Parece que vaya de justa, o a una celebración.
Pero lo curioso es que se trata del mismo caballero retratado, en un desdoblamiento extraño, pues parece presentarnos a la misma persona en momentos diferentes.
El joven retratado está rodeado de animales y plantas que se presentan de forma abigarrada. Estos son símbolos de las cualidades del caballero: la lealtad representada por el perro, en dos ocasiones
La fortaleza representada por el roble (que se relacionaría con el apellido del retratado si realmente es un della Rovere),
El halcón relacionado con el valor con el valor
la azucena con la virtud,
El armiño con la pureza.
Es muy curioso como se representa la forma de caza del armiño, al que se rodea de inmundicias que es incapaz de atravesar…a modo de trampa; de ahí el mensaje que puede leerse en el "cartellino", Malo mori quam foedari, antes morir que mancharse.
Las plantas que aparecen nos dicen que es primavera, y el joven roble al que le salen las primeras hojas es paralelo del joven caballero, del que se esperan las mejores hazañas.
Su palidez (símbolo de nobleza en la Italia renacentista); su gesto melancólico y pensativo; la imagen a caballo, quizás como un recuerdo; la vegetación y la fauna, con los conejitos que se encuentran al lado de la figura de un buitre, con el vuelo de las cigüeñas a las que mira el halcón sin inmutarse; esa ciudad al fondo, con sus murallas reflejadas en el agua…
todo mezclado nos presenta una atmósfera de irrealidad, casi otoñal, vaporosa, mezclada con los signos de una primavera que parece perpetua.
Vittore Carpaccio retrató a una persona viva, lo más probable es que fuera un caballero con educación humanística, que comprendería todos los símbolos del cuadro y pensaría que se refieren a un futuro esplendoroso, lleno de virtud, y también fue capaz de realizar un "memento mori" bellísimo ya que hay una alusión muy clara a la juventud perdida tras la batalla y la fugacidad eterna del sacrificio voluntario.
Si queréis completar esta pequeña visión de este pintor, Vittore Carpaccio, os dejo una muestra de
su obra