La Natividad es una de las grandes fiestas del año que culmina en el adviento ya que el nacimiento de Jesús significa la llegada del que para los cristianos sería El Salvador del mundo; la fecha real de su nacimiento ha sido discutida por muchos eruditos y algunos de ellos incluso se han atrevido a fijarla en un año determinado, lo que queda claro es que (a pesar de las diversas opiniones), Jesús vino al mundo a traer la paz temporal y eterna y eligió, para nacer, una época de sosiego político y social.
El hecho de situarla el 25 de diciembre se relaciona con el sincretismo que habitualmente se produce en estos casos y el intento de situar los eventos significativos en fechas ya tradicionalmente utilizadas por culturas anteriores como el solsticio de invierno que es una de esas fechas de gran influencia en la humanidad.
Únicamente en el evangelio de San Lucas se habla de hechos relacionados con el nacimiento y la infancia de Cristo; sin embargo encontramos más relatos sobre la Natividad en textos considerados apócrifos.Los más interesantes son: El Protoevangelio de Santiago, el Evangelio del Pseudo Mateo, el Libro de la infancia del Salvador y el Evangelio árabe de la infancia… textos en los que se inspiraron muchos de los artistas que acometieron la representación de la Natividad.
Los iconos bizantinos siguen un esquema de la representación del Nacimiento de Jesús, según la Iglesia Ortodoxa, reuniendo en un mismo icono narraciones del Evangelio y de los Apócrifos.
Una buena muestra de la iconografía bizantina es:
Icono de Theófanes de Creta.1546. Monasterio Stavronikita. Monte Athos. Grecia
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La escena esta encuadrada por una montaña en forma piramidal que domina todo el espacio visual. Es la montaña mesiánica tal como Isaías lo profetizo: “El monte del Señor será erigido sobre la cima de las montañas y será más alto que las colinas”...”Él agitará la mano hacia el monte de la hija de Sión, hacia la colina de Jerusalén”.” No se hará mas daño ni mal sobre mi monte santo, porqué el país estará lleno del conocimiento del Señor”
Is. 2,2;10,32; 11,9
El centro de la escena lo ocupa una plataforma donde esta María arrodillada (por influencia occidental) y la cueva del nacimiento en la que Dios se manifiesta.
La Madre de Dios se halla colocada próxima al corazón de la montaña; “representa la luz que mana de la zarza del Sinaí” Gregorio Niseno, sermón 21, 119.
María va vestida con su maforion o manto donde las tres estrellas (frente y ambos hombros) proclaman su virginidad antes, durante y después del parto.
Arriba se hallan representados un grupo de ángeles que cantan mirando al cielo y a la tierra: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. Representan la naturaleza angélica que acude al extraordinario acontecimiento; uno de ellos, destacado del grupo, se encuentra hablando con uno o más pastores.
Este ángel anuncia al pastor la gran alegría de la salvación y lo hace extendiendo la mano y haciendo el signo de la Encarnación-Trinitaria. : dos dedos juntos y tres tocándose por las puntas. Su significado es la salvación viene del Dios Uno y Trino a través de la Encarnación de Cristo.
El pastor y el ángel están en dialogo. Con la Encarnación de Jesucristo, el mundo divino y el humano empiezan un diálogo que ya nunca se perderá. Dios estará en medio de los hombres y Él mismo les hablará y cada hombre podrá hablar directamente con Dios, sin intermediarios.
A los pies del pastor hay un niño tocando una flauta, es la antítesis de la música celestial y hace referencia a un himno de maitines de la vigilia: “ Interrumpiendo el sonido de las flautas pastorales, la armada celestial gritaba...”.
NIÑO.- Entre la Virgen y la entrada de la cueva aparece el Niño envuelto en pañales ,colocado más que en un pesebre, en un sepulcro de forma rectilínea.
ANIMALES.- En el interior de la cueva se distinguen el buey y el asno, representan la Palabra del profeta Isaías: “ el buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; Israel, en cambio, no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento” Is. 1,3
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En la parte inferior aparece José pensativo y apartado. Delante de él un hombre vestido con pieles .José personifica el drama humano: el hombre ante el misterio.
La literatura apócrifa atribuye a José esta duda y el pastor que habla con él, apoyado sobre un bastón, alimenta y confirma los pensamientos de José ya que es el diablo que suscita una tormenta de sentimientos encontrados en el interior de José.
El diablo vestido con piel de cabra, le tienta sobre la virginidad de María, diciéndole según los apócrifos: “ Como este bastón que yo llevo no puede producir brotes, del mismo modo un viejo como tu no puede engendrar y una virgen no puede alumbrar”. Más tarde se representará a José con un bastón con brotes de plantas y se extenderá esta representación por occidente.
Junto al pastor demonio hay un arbolito que brota de un tronco seco. “ un vástago brota del tronco de Jesé, un rebrote sube desde las raíces. Sobre él reposara el Espíritu del Señor... por él rescatara el Señor a su pueblo” Is. 11,1-2.
El arbolillo representa una respuesta a las palabras del pastor-demonio. “Dios no es esclavo de las leyes que regulan la vegetación, es su Creador y si hizo brotar la vara de Aarón, mucho más puede hacer que una Virgen florezca y de fruto”. Cirilo de Jerusalén. Catequesis XII, 28.
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ASOMBRO DE LO CREADO.- Viene representado por las ovejas o cabras que hay delante del niño que toca la flauta y que miran hacia lo alto. Ellos expresan el asombro de la creación ante tan gran misterio: Dios se hace Hombre. Nadie consigue proseguir en su acción natural, tal es el estupor y temor del Universo que reconoce la presencia de Dios y se detiene extasiado ante su gran misericordia.
Esto viene narrado en los Apócrifos: Protoevangelio de Santiago 18, 1-3 y del Himno de la gran Hora de Navidad de la Iglesia Ortodoxa que se inspira en este Apócrifo.
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Debajo de los ángeles que cantan el gloria aparecen los tres reyes de oriente a caballo y guiados por la estrella.
La tradición iconográfica ha transmitido una constante de los Magos: representan las tres edades del hombre en una única síntesis visual.(hasta el Renacimiento no aparecerá la representación del rey negro)
En la parte inferior de este icono hay dos mujeres que preparan el baño al niño. En los evangelios Apócrifos, en concreto en el Protoevangelio de Santiago 19 y 20, se narra como una partera testimonia la maternidad divina de María y Salomé certifica la virginidad de María y la ayudan a bañar al Niño