lunes, 11 de febrero de 2013

ARMONÍA EN ROJO DE MATISSE

ARMONÍA EN ROJO DE MATISSE

“El color debe ser pensado, soñado, imaginado”

Matisse es el gran solista del color en la pintura del siglo XX y también de la curva y del sentido decorativo. La obra de Matisse es el recurso imprescindible para explicar los tres elementos de la pintura.
¿Dónde descubriría Matisse ese color que nos ofrece en sus cuadros?
Es probable que su formación fuera entre los recuerdos del color de Van Gogh
(postimpresionista), Gaugín e incluso del simbolista Gustave Moreau.

¿Dónde encontró la inspiración en la utilización de formas curvas?

Estoy segura que enriqueció su horizonte visual con las estampas japonesas, las cerámicas persas, las telas del mundo árabe…

¿ Y el sentido decorativo?
Está claro que Matisse tras la experiencia en el mundo de los pintores fauvistas a partir de 1907 estableció un “diálogo” con Picasso y el cubismo y se acercó a una reducción esencial de los contornos y descompuso la figura humana partiendo de líneas geométrica, pero mantuvo intacto el gusto por el color luminoso, por la evocación de un ambiente y por el sentido decorativo.





En Moscú, en 1911, se ocupó de colocar sus pinturas en las colecciones rusas y contribuyó al desarrollo de las vanguardias rusas.


Y allí en el museo Ermitage encontré la armonía del color, la curva y el sentido decorativo:
LA HABITACIÓN ROJA que él llamó Armonía en rojo
Se representa un comedor donde todos los elementos que forman la pintura se subordinan al color puro e intenso. Predomina el rojo, uno de los preferidos de Matisse, y se puede observar que utiliza el color de forma subjetiva (pelo naranja, copa de árbol blanca, vino amarillo...). El dibujo curvilineo se esquematiza y las formas se simplifican al máximo. No hay volumen. Son espacios planos (Gauguin) el espacio olvida la perspectiva totalmente (bidimensionalidad), llegando incluso a que la decoración y el color del mantel y la pared sea igual, hasta confundirse ya que prescinde de las diferencias de tonalidad, de sombras o claroscuro para el interior.

Se representa un comedor donde todos los elementos que forman la pintura se subordinan al color puro e intenso. Predomina el rojo, uno de los preferidos de Matisse, y se puede observar que utiliza el color de forma subjetiva (pelo naranja, copa de árbol blanca, vino amarillo...). El dibujo curvilineo se esquematiza y las formas se simplifican al máximo. No hay volumen. Son espacios planos (Gauguin) el espacio olvida la perspectiva totalmente (bidimensionalidad), llegando incluso a que la decoración y el color del mantel y la pared sea igual, hasta confundirse ya que prescinde de las diferencias de tonalidad, de sombras o claroscuro para el interior.

Se pone de manifiesto una característica peculiar de Matisse, que lo diferencia de otros pintores fauvistas, su gusto por la ornamentación que se pone de manifiesto en los arabescos. Esta característica es la que alejará a Matisse de otros pintores fauvistas y la que provocará que el grupo se disgregue
La obra fue realizada para un coleccionista ruso, y se había realizado originalmente en azul y verde, pero a Matisse no le gustó y lo repintó en rojo.
Al principio del s.XX el mundo de la pintura se encontraba en una fase de agotamiento. El Impresionismo ya se consideraba algo antiguo, y los postimpresionistas, que habian iniciado trayectorias nuevas, o habían muerto (Van Gogh) o se habían refugiado en particularismos.


En la pintura tradicional se había logrado casi todo.
A principios del s.XX los jóvenes pintores querían llegar a algo nuevo y buscar nuevas formas de expresión y divulgación de su obra. Esto implicaba la necesidad de un ambiente de libertad para buscar normas, conceptos, técnicas..., es decir libertad de creación. París, desde finales del s.XIX, se había convertido en un espacio de libertad y alegría que permitía el contacto entre artistas, y facilitaba la germinación de diferentes movimientos pictóricos, los llamados "ismos", como el fauvismo o el cubismo. En este ambiente se inaugura en 1905 el III Salón de Otoño, donde expondrán en una de sus salas los que serán denominados fauvistas.
Es una época dominada por las transformaciones y el progreso científico y técnico (2ª Revolución Industrial), convirtiéndose la modernidad o sustitución de lo viejo por lo nuevo en el principal valor. Para algunos historiadores los diez primeros años del s.XX, suponían el auge de Europa como potencia mundial. El concepto de "superioridad del Viejo Mundo" lo preside todo.
Si bien EEUU habia iniciado su despegue económico, no alcanzó hasta la 1ª Guerra Mundial a Europa. Esta superioridad se pone de manifiesto en el dominio técnico, económico, político (imperialismo), e intelectual. Todo ello produce en Europa una confianza en si misma que se pone de manifiesto en el mundo cultural y artístico. Esto influirá en los jóvenes pintores vanguardistas que se atreverán con nuevos ensayos para superar la pintura tradicional; estaban naciendo las VANGUARDIAS HISTÓRICAS y Matisse será uno de los vanguardistas.
Matisse nació en Le Cateau-Cambrésis (norte de Francia), en 1869, en el seno de una familia de comerciantes. Aunque estudió Derecho, durante una enfermedad empezó a pintar, convirtiendo esta afición en su profesión.
Se instaló en París donde ingresó en la Escuela de Bellas Artes recibiendo lecciones del simbolista Moreau y copió obras clásicas del Louvre. Sus primeras obras son impresionistas, y después puntillista por influencia de Signac.
( El movimiento fauve y la primacía del color)( http://www.hermitage.ru/