lunes, 2 de septiembre de 2013

Le Corbusier y Notre Dame de Ronchamp

 Viajando desde Beaune hacia   Ronchamp en una mañana fresca de agosto llegamos a   Notre Dame  de  Le Corbusier, mejor conocida como Ronchamp en  la Haute-Saone, Francia

 Esta  capilla la realizó Le Corbusier entre 1950 y 1955


Los alrededores de Ronchamp, habían sido un lugar de peregrinación profundamente arraigado en la tradición católica.
Le Corbusier crea una estética moderna que trabaja el edificio como un verdadero objeto escultórico. 
Al diseñar Ronchamp, Le Corbusier crea un volumen orgánico de paredes blancas, acercándose al aspecto etéreo de la arquitectura moderna.

Con  la luz al entrar por  las pequeñas ventanas de color, se produce  inmediatamente un cambio en el interior del espacio, sintiendo un continuo simbolismo en las formas y en los combinados de luz, color  y sombra.


Ronchamp se encuentra en un bosque, alejado del resto de la comuna. La capilla es colocada sobre la cima de una colina, como un verdadero pedestal. (Una referencia para los peregrinos).


En esta obra, el arquitecto otorga una especial importancia a los muros del edificio, pues son ellos los que le dan el carácter escultórico a la obra. Las paredes gruesas, y de suave curvatura, son construidas mediante hormigón y mampostería. Con un sistema constructivo relativamente simple, el arquitecto aprovecha el diseño, estructural, estética y funcionalmente.
 Las altas paredes, hacen la función de  amplificadores acústicos, que proyectan el sonido  en el lugar.
Uno de los aspectos más llamativos de la iglesia, es la cubierta de forma curva. El techo parece flotar sobre el edificio, apoyándose en columnas incrustadas en los muros.

La  Aerodinámica en el diseño (simulando las alas curvas de un avión) es una cualidad que hace sentir la sensación de poco pesoal contemplar el espacio.

Un aspecto interesante en el diseño de esta obra, son las esporádicas ventanas que perforan los muros.


Las perforaciones son profundas, y con un ángulo que permite que la luz entre de forma directa.
 Cada ventana ilumina de forma distinta debido a su tamaño, posición en el muro y color del vidrio. La luz entra por las ventanas que son como estrellas que iluminan el interior y por la separación de 10 cm entre el techo y el muro.

En el exterior la capilla destaca por sus formas curvas que se relacionan serenamente con el paisaje, en el interior en cambio, la forma pierde protagonismo y es la luz el elemento que da sentido al espacio.





 Esta construcción inició en otoño de 2011 una nueva vida gracias al proyecto Ronchamp Demain (“Ronchamp Mañana”).
 Entre las nuevas instalaciones destacan el edificio de recepción, La Porterie, y el monasterio, ambos obra de una de las estrellas de la arquitectura contemporánea: Renzo Piano.
 ¿Cuál era el reto? 
Nada más y nada menos que  transformar la colina sobre la cual se alza la célebre capilla de Le Corbusier en un lugar turístico y de recogimiento “global”, moderno y medioambiental. La idea surgió en 2005 con ocasión del 60 aniversario del edificio. Los protagonistas tuvieron la idea de levantar un convento y que éste fuera construido por una de las estrellas de la arquitectura actual mundial: el italiano Renzo Piano. Un “artista” de la materia” al que la asociación admiraba por sus proyectos y al cual veían capaz de medirse con el icono de Le Corbusier. “Por qué no, pero no doy abasto: habrá que esperar ocho años”, fue al parecer la respuesta de Piano a Jean-François Mathey, presidente de la Asociación Œuvre Notre-Dame-du-Haut, cuando éste se puso en contacto con él.


Las  monjas clarisas  de clausura, se vieron obligadas a dejar el viejo monasterio de Besançon (destinado a ser restructurado) e instalarse en Ronchamp.
 “Renzo Piano quedó conquistado por sor Brigitte. Y por supuesto halagado de poder trabajar en una obra de Le Corbusier”