Jan van Eyck y Robert Campin fueron los creadores de la Escuela Flamenca. Ellos dieron el paso hacia una nueva concepción pictórica, que acabaría por sustituir el arte decorativo de influencias francesa e italiana imperante en la pintura europea hacia 1400.
Pero la figura de Jan van Eyck desempeñó un papel esencial en la difusión de muchas innovaciones, propagando los nuevos conceptos y maneras de interpretar la realidad y la naturaleza. Por otra parte, incorporaró a sus pinturas un valor conceptual, a veces de difícil interpretación, que se ha llamado realismo simbólico.

Esta Anunciación, procedente de una colección privada francesa, fue adquirida en 1933. La crítica empezó a interesarse por ella desde que Max J. Friedländer, en 1934, la catalogó por vez primera como obra de Van Eyck. La atribución no ha sido puesta jamás en duda.
Representa la escena en la que el arcángel san Gabriel le comunica a María que del Espíritu Santo concebirá al hijo de Dios, llamado Jesús. El tema, tomado del Evangelio de san Lucas, se hace aún más explícito mediante las inscripciones que aparecen en el borde superior del marco y que recogen la primera y última frase del diálogo que se produce en el episodio sagrado
Así, encima del arcángel san Gabriel se coloca el saludo que dirige a María: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo" (1-28),
y encima de María: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mí, según tu palabra" (1-38).
En la obra de Van Eyck es frecuente encontrar, en los marcos, inscripciones de su mano relacionadas con los temas. Estos marcos están pintados por el artista, como en este caso, produciendo trampantojos y jugando con las molduras que adornan la tabla.
La pintura, concebida como un díptico, forma parte de un conjunto de obras de pequeñas dimensiones destinadas a la oración privada.
Se compone de dos tablas del mismo tamaño: en una está el arcángel y en la otra está la Virgen sorprendida en su lectura por el Espíritu Santo en forma de paloma junto a su cabeza. Los personajes, envueltos en generosos mantos cuyas telas caen conformando duros pliegues, reposan en unas peanas hexagonales. El fondo se organiza con una superficie negra, pulida y esmaltada, que no sólo reproduce los contornos de las figuras, sino que, en el caso de la Virgen, nos muestra, como si se tratara de un espejo, la parte posterior de su figura.
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