viernes, 10 de enero de 2014

La Secesion Vienesa


“A cada tiempo su arte; a cada arte su libertad”

Es el epígrafe que hay a la entrada del edificio de la Secesion, construido en 1898 por Otto Wagner y decorado por Gustav Klimt.(Gustav Klimt. Friso de Beethoven)



La Secesión vienesa fue una de las más célebres que surgieron a finales del siglo XIX en Europa Central. Era una asociación de artistas que actuaban de forma libre sin aceptar las organizaciones académicas oficiales. Era el signo de una crisis ya irreversible del arte “de Estado”.

Junto a París,que seguía siendo el núcleo propulsor de las vanguardias, Viena estaba siendo un centro de numerosos campos artísticos..
Klimt, junto a los arquitectos Otto Wagner y Olbrich fue un promotor de la Secesión.
La pintura de Klimt es resplandeciente, decorativa con numerosas reminiscencias del arte bizantino, del arte clásico, del dibujo japonés y modernas líneas del simbolismo siempre sostenido con un trazo elegante en el que aparecen mujeres de morbosa fascinación.
Klimt tiene un arte culto y a la vez turbador que expresa de forma soberbia la decadencia de un mundo, de una época, de unos artistas, de unos escritores…que fueron testigos de la carnicería de una guerra que estalló en 1914.
En 1908, Klimt pintó un cuadro fascinante que hoy se conserva en Österreichische GalerieBelvedere en Viena. EL BESO
En esta obra Klimt consiguió concretar la búsqueda de la relación entre figura y fondo y crear la irrepetible atmósfera del abandono de los sentidos.


Alrededor de los dos amantes se entreteje un panel de exuberancia de un estilo próximo a los Mosaicos de Justiniano y Teodora en Ravenna.
Los enamorados están como encerrados en un capullo de oro del que apenas escapan las cabezas y las manos



Cabezas coronadas con flores y hojas que los colocan en el papel de héroes del simbolismo.
Representó las ropas de los dos amantes rigurosamente bidimensionales, como libres inserciones decorativas, llenas de valor simbólico. En la capa del hombre alternan manchas rectangulares blancas y negras, sobre fondo dorado y el forro de la capa, tras la figura femenina, está decorado con motivos en espiral que resaltan el sentido rotatorio del brazo que rodea a la figura femenina.
Klimt dibujó una alfombra de flores con un fondo dorado porque le recordaba mucho las decoraciones de mosaicos que él admiraba en el arte bizantino
La vestimenta del hombre estaba decorada con formas geométricas masculinas en negro y blanco, pero dentro de ellas habían patrones de curvas que reflejaban a aquellas dentro de la vestimenta de la mujer. Además de simbolizar la unión de ella con él.
La vestimenta de la mujer consistía en coloridas flores que coordinaban con la alfombra de flores en la que ella estaba arrodillada. Su vestido también contenía elementos geométricos que simbolizaban su unión con el hombre.



No falta la interpretación simbólica: el prado salpicado de flores se interrumpe bruscamente y los pies de la chica quedan en el borde del terreno, mientras el fondo dorado da a entender la presencia del abismo.








Klimt ofreció una versión romántica de un gesto que durante milenios había mantenido el mismo valor, pero con una efusividad quizás fuera del tiempo.

En este cuadro la perspectiva tradicional tiende a desaparecer ante el empleo de la bidimensionalidad ornamental. Klimt anuló toda profundidad espacial.
Pareciera que estuvieramos viendo a traves de un caleidoscopio….

Eran particularmente expresivas las manos tocándose y los gestos de los dedos. Al artista le fascinaban las manos y ellas a menudo eran un elemento importante en su trabajo.
Las caras eran característicamente escondidas o impasibles.
En realidad lo que este artista quería sugerir era los placeres físicos de la vida deleitándose en el lujo y la belleza. Sus pinturas eran liberadas de las inhibiciones del siglo XIX.
Klimt nunca se casó pero tuvo muchas relaciones de las cuales tuvo cuatro hijos ilegítimos. Su gran amor fue Emile Floge con quien tuvo 27 años de romance.
Quién era Emile Floge?
Ella era una mujer hermosa  que tenia una tienda de moda en Viena. Klimt la retrató en muchas de sus obras.


El Beso fue su obra maestra. Con ella culminaba su investigaciones sobre el tema del deseo humano a fines de la fase dorada. Esta obra era el símbolo de la reconciliación y unión de los sexos.

viernes, 3 de enero de 2014

Los Reyes Magos y la simbología del número tres

¿Por qué aparecen en todas las manifestaciones del arte tres Reyes Magos?.
 

Alberto Durero. 1504. Óleo sobre tabla. 99 x 114 cm. Galeria de los Uffizzi. Florencia
Foto: wikimmedia

 

Las fuentes orientales y occi­dentales sobre las que se basó la ico­nografía de los reyes magos no coin­cidían en el número, porque en el Evan­gelio de san Mateo, el único que cuen­ta la adoración de los Reyes, no se de­cía nada de cuántos fueron.  



 Pietro Perugino 1504


 Los Reyes Magos pudieron  ser dos o cuatro, o incluso más, lo más probable es que  si eran nú­mero par era más fácil su representa­ción,ya que las composiciones quedaban resueltas de forma más simétrica.
Hay que tener en cuenta que  en el año 1439 se había celebrado en Florencia un Concilio sobre la Unión de las Iglesias, y es en ese Concilio donde las Iglesias de Oriente y Occidente habían debatido el dogma de la Santísima Trinidad y es probable que esto influyera en que se determinara que los Reyes Magos, acabaran viendo fijado su nú­mero en tres, relacionado este númerocon el mis­terio de la Santísima Trinidad.
También está relacionado el número tres con los  presentes que llevaron al Niño que recordaban queEl Niño era rey (el oro es la ofrenda a un rey), Dios (el incien­so) y hombre (la mirra, utilizada para embalsamar los cuerpos y, por tanto, re­cuerdo de lo mortal)


                                              Próspero Fontana


También  los tres Reyes representaban a los tres continentes: Asia (Gaspar), África (Baltasar, de ahí que acabase representándose como un rey negro) y Euro­pa (Melchor).
Otro significado simbólico es el que los tres hijos de Noé partieran cada uno a un continente, Sem a Asia, Cam a Áfri­ca y Jafet a Europa.

Se podían identificar también con las tres virtudes teologales: el oro con la ca­ridad, que a su vez se identifica con el color rojo con el que va vestido Mel­chor, el incienso con la fe y con el co­lor blanco, el de Gaspar, y la mirra con la esperanza y el color verde, el color con el que suele vestirse Baltasar.

Por último, no hay que olvidar que en la fase flamenquizante del Gótico se pro­duce una importante variación en el plantea­miento iconográfico de la representación de la Adoración de los Reyes Magos, que se ha mante­nido vigente desde entonces hasta nuestros días. Se trata de la representación del rey Baltasar con la piel de color negro y con rasgos raciales dife­renciados, lo que no ocurría con anterioridad

Esta nueva propuesta tuvo su origen en Ale­mania, a principios del siglo XV, y alcanzó una gran difusión en toda Europa en la segunda mitad de esta centuria. 

 La representación de los Reyes Magos en el arte ha sido muy variada con una rica iconografía basada principalmente en el libro de JUAN DE HILDESHEIM monje carmelita, muy culto, que había viajado por Europa y que entre 1342 y 1352, en los años del pontificado de Clemente VI, estaba en Avignon y también impartió clases de Sagrada Escritura en la Facultad Teológica de París.
Este monje  JUAN DE HILDESHEIM  durante los últimos años de su vida se ocupó de juntar todos los documentos, leyendas e historias sobre Los Reyes Magos que había ido recopilando anteriormente y dio vida a una narración excepcional.

GIOTTO (Capilla de la Arena - PADUA - ITALIA - Siglo XIV)

El Libro de Los Reyes Magos de Juan de Hildesheim es una lectura fascinante y es un hecho que se podría ilustrar con una gran cantidad de imágenes…pero eso sí, nos permite, con cualquiera de las imágenes que escojamos, ver a los Reyes Magos con ”nuevos ojos” y menos “presupuestos”.
El Libro de Los Reyes Magos tiene treinta y cuatro capítulos y hace una preciosa descripción desde el origen de estos Reyes que aparecen como centinelas de la montaña de Vaus (en Oriente), donde debían vigilar la aparición de una estrella (la estrella de Jacob) que les guiaría hacia el Salvador hasta el último momento en que los cuerpos y las reliquias de estos maravillosos personajes son trasladados a la iglesia de San Pedro en Colonia.



 
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